Forma de gestionar la movilidad enfocada básicamente en el incremento y mejora de las infraestructuras de transporte. Este enfoque parte de la creencia de que si proporcionamos más y mejores carreteras, puentes, túneles y otros sistemas de transporte público, podremos solucionar los problemas de congestión y podremos mejorar la movilidad de personas y mercancías en los entornos urbanos. No obstante, esta forma de analizar el problema nos ha demostrado en las últimas décadas que presenta limitaciones significativas, especialmente si hablamos de objetivos de sostenibilidad ambiental, de eficiencia, económica y o de equidad social. Ya se sabe que más infraestructuras para el tráfico suelen generar más tráfico.